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Falò

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Frenético mi deseo tus dedos en mi pelo un abrazo que es círculo creación  compartida. Sincronía  que es pan  con manteca. Cuántos BPM,  ¿y tu collar, dónde quedó? Te leo la mente                           / me lees los ojos/ gemidos aullidos. ¿Morderás aún este ju(e)go?

Agape

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  umore evento ferita la vita.

Incontrolable

  Y me dijo, asustada: los momentos bellos que no se los lleve  el viento                               o meglio dire que sea oceánico, como tú.

jugar contigo

Le dice que sí  jugar  al olvido negar el destino desti-no, no, noh, oh sin tu abrigo ¿q ué necesitamos? bostezo y así (tic-tac) canción-es no sos vos quién juega qué cliché  ese sonido de "la caparazón".

las vidas mestizas//

Aquel día que volví de Barcelona pensé en las formas inesperadas en que las vidas mestizas se interconectan.  Los primeros días me quedé en casa de mi amiga Andre, en la Barceloneta. El día antes de mudarme a mi otro barrio catalán, como es mi costumbre nómade de visita en la ciudad, aproveché para ir a una peluquería para "hombres", barberia le dicen aquí en Italia. Quería solo raparme un lado de la cabeza, y entonces me dije, para qué voy a ir a una peluquería de esas que salen más de treinta euros. Al entrar vi dos muchachos jóvenes con cortes de pelo como el mío, me sumergí en los colores estridentes y el sonido de la música desconocida que reconocí como de idioma arabe con una base latina, un ritmo mestizo. Sin lugar a dudas me resultó agradable, incluso familiar. Me saludó uno de los dos muchachos y me hizo sentar. Él, José, un colombiano que después de confirmar mi acento en las dos primeras palabras que dije, se pegó a mi argentinidad y empezó a relatar las peripecia

Única prenda

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Soñé que te besaba,  lento pero tan  /je t'aime beaucoup/ rítmicamente como si hubiese esperado  el momento preciso  en que la necesidad se confunde  con la euforia -le decís ansiedad- de sentir el jugo ácido.  Húmedo. Indigno. Prohibido, sensual.  Las manos acariciándote como  sabiendo, donde tocarte para  que grites. Más fuerte. Más fuerte, se despiertan los vecinos. Y las vecinas sueñan con esta escena  donde vos y yo  nos desnudamos  nos ensuciamos nos desbocamos como animales en celo, solo tus anteojos bordeaux como única prenda, la que te oculta, el deseo.